desarrollo humano

Valor y aprendizaje para estar en desacuerdo

outsider

El ser humano tiende a evitar los conflictos. Abordar cara a cara un problema, expresar abiertamente una opinión que no es la tendencia que ya existe puede ser una tarea ardua. Es más cómodo y seguro refugiarse en el silencio o en lo que opina la mayoría. Seguramente esto tiene que ver con funciones cerebrales que dependen del gasto energético y de la recompensa. Tendemos a realizar conductas de bajo gasto energético, reacciones rápidas de autoprotección y supervivencia, de las cuales obtenemos una rápido beneficio. Como retirarnos del fuego, de un atasco en la carretera, de cualquier cosa que altere nuestra tranquilidad. Para nuestro cerebro es fácil, estamos acostumbrado, hace siglos que la evolución marcó estos circuitos neurológicos, lo cual  ha contribuido a mantenernos vivos. En cambio es mucho más difícil embarcarse en esfuerzos sostenidos, ir a contracorriente, decir que no a la mayoría o a la autoridad. Aunque lo creamos totalmente necesario. Luchar contra las grandes desigualdades, la pobreza, los abusos de poder, requiere muchísimo esfuerzo, y la recompensa, si es que llega, aparecería tras largo tiempo. Evitar abordar los conflictos, grandes o pequeños, es un modo de protección y de mantenerse en bajo gasto energético, lo cual probablemente favorece los programas de supervivencia individual.  Nos adaptamos siguiendo a la muchedumbre. Acabamos haciendo lo que hace todo el mundo aunque dentro de nosotros, una lucecita sabia y constante vaya diciendo: no, no, no, creo que te equivocas, deberías hacer algo….

Paradójicamente, vivimos hoy en un sistema en el cual las estrategias que utiliza nuestro cerebro para la supervivencia individual, fastidian la evolución colectiva.

Me parece interesante plantear la siguiente reflexión. Los más adaptados favorecen y alimentan la corrupción del sistema. Actuar por conveniencia o por miedo, es lo que hace la mayoría. Unos pocos van más allá y rompiendo la frontera de la comodidad tienden a expresar lo que piensan, aunque sea con prudencia, intentando además ponerlo en práctica (esto es lo más difícil; a veces imposible). Existe entonces el riesgo de quedar como  «outsider», inadaptado o simplemente ser tachado de raro. En cambio, intuyo que estas conductas son necesarias y contribuyen en cierto modo al progreso humano. Galileo Galilei pagó bien caro estar en desacuerdo con las teorías astronómicas de la época. Y no hace falta ir a ejemplos de tanto impacto. Seguro que conocemos muchos en nuestro día a día.

Es necesario que las personas se formen en el valor de expresar sus ideas y actuar en ellas. Transformar el conflicto en cambio y crecimiento. Estos ejercicios deberían ser practicados regularmente desde la infancia y estar incluidos en los programas escolares. También es necesario saber hacerlo con habilidad, elegancia y flexibilidad. Como el agua o una nube, adoptando la forma necesaria. Todo un reto para nuestros imperfectos cerebros.

«The truth won’t set us free until we develop the skills and the moral courage to use it». Es lo que explica fabulosamente Margaret Heffernan en este TED talk.

Mujeres campesinas, mujeres trabajadoras

Jean-François Millet - The Gleaners

Millet. Las espigadoras.

A mi madre, a mis tías, a mi abuela, a mis bisabuelas, que trabajaron la tierra con sus manos mientras criaban a sus hijos y entregaban amor a raudales. Os quiero.

Yo no crecí entre olivos. El suburbio, con sus calles estrechas y torcidas, fue mi primer y sostenido paisaje. Pero mi madre sí. Ella creció entre campos de olivos. Vareando aceitunas con sus manos infantiles. Ahora observo el mosaico de árboles extendidos en un encuentro casual. Puro asueto, vacaciones, un mar de olas suaves. Imagino a mi madre correteando entre olivos, sus trenzas en el paisaje de ramas y cortijos blancos. Su piel de niña y marcas de tierra arada en las duricias de los dedos. Sin saberlo, tampoco es un ejercicio voluntario, la impresión súbita de pertenecer a este lugar. Me miro las manos y hay tantos surcos, mis venas verdes también se retuercen al rodear los brazos, mis pies se han hundido como raíces y ya no sé si la nube sobre mi cabeza trae lluvia o calima. Intuyo una colección de puntos cardinales. Vienen y me bendicen. Mi cuerpo impregnado.

Geometrías dibujadas

y luz inevitable

acompañan para siempre

a los hijos de los aceituneros.

-AGC-

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Van Gogh. Los olivos.

Vivir sin miedo

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Deseos de transformación hacia un mundo mejor, vivir sin miedo, tener el valor de expresar nuestras opiniones y actuar en consecuencia, reconducir las ansias de poder que oprimen a individuos y a grandes grupos, activar a los pasivos, educar en la igualdad, en el entusiasmo, en la compasión, en las emociones, en la creatividad y el verdadero desarrollo humano, luchar como si la transformación fuera posible.

¡Feliz año nuevo!

El cerebro del escritor (4): llevar el fondo del mar a la superficie

No soy ninguna experta en escritura creativa. No obstante, siento atracción por la escritura e intento entrenar ese deseo cuando el tiempo disponible y mi estado anímico me empujan a ello (debería de ser más constante, lo sé). No soy pues ninguna entendida, pero a pesar de mi falta de profesionalidad y de todas las torpezas que tendría que ir limando, siempre que escribo ficción, historias, relatos… tengo la misma sensación. Es el sentimiento de realizar una tarea de búsqueda en lo más interno de mí, lo conocido, mis experiencias, y lo que me sorprende por no reconocer tan propio -en realidad lugares e ideas que aparecen como hijos desconocidos que acaban de llamar a la puerta-. Esta búsqueda automática (salta un pequeño clic y ya está) luego traza un camino hacia lugares más vívidos de la conciencia, más ligados a algo que sí controlo y modulo voluntariamente: que las ideas tomen sentido, que tengan cierto equilibrio, que transmitan sentimientos…

Mi dedicación a la neurología me lleva a menudo querer saber qué pasa en el cerebro cuando esas sensaciones suceden. Al escribir, tengo con frecuencia la impresión de que se crean diálogos entre estructuras antiguas del cerebro (profundas: núcleos de la base, tronco del encéfalo) y nuevas (como  la corteza cerebral).

Escribir siempre me ha sugerido la imagen de un buceador que nada a pulmón y consigue llevar objetos curiosos a la superficie del mar

bucear

Photo Credit Dejan Sarman/iStock/Getty Images

Un estudio reciente (Lotze et al) muestra que esta idea pudiera estar cerca de la realidad . Los investigadores estudian el cerebro de 23 escritores profesionales, expertos en escritura creativa, y el de 20 voluntarios que no lo son. Utilizan una prueba de imagen funcional que permite analizar la actividad del cerebro cuando está en reposo (resting state functional magnetic resonance). El grupo de escritores muestra un patrón de conexiones cerebrales diferente al del grupo control. En concreto se apreció una mayor conectividad entre el núcleo caudado (caudate: color naranja en el dibujo) y zonas del surco de la corteza intraparietal (IPS: color verde en el dibujo) en el hemisferio cerebral derecho. El caudado es una estructura que corresponde a los núcleos de sustancia gris del cerebro y que pertenece a nuestro sistema nervioso evolutivamente más antiguo. Los surcos de la corteza cerebral corresponden a estructuras que se han desarrollado más tardíamente y por tanto son más nuevas en la evolución. Los escritores mostraron también una menor conectividad entre un hemisferio y otro con respecto a algunas áreas de la corteza temporal (como el área 44, en rosa en el dibujo)».

 

conect creat writing

Fuente del dibujo: Lotze et al

Es interesante pensar que la escritura creativa permite conectar áreas antiguas y modernas de nuestro cerebro. Esto se da fundamentalmente en el hemisferio derecho, el cual está asociado a la creatividad verbal. Favorecer estas conexiones nos hace más flexibles e imaginativos. Desarrollar el hábito de escribir debería ser una actividad a la que se le diera más importancia a lo largo de nuestra formación como personas.

Ser humano

are we humanImagen original extraída de: http://panicxx-panicxx.blogspot.com.es/

 

Para ser humano no hacen falta las piernas, ni el tabique nasal, ni las orejas. Tampoco un saludo qué tal, ni una casa a tres vientos con chimenea. Ser humano es un proceso, una difícil evolución, una pantalla de tonalidades. Los hay muy humanos. O poco humanos.

Primero es un ovillo enredado y mirar hacia adentro. Un renacuajo plegado en unas piernas encarnadas.

Desplegar. Abrir los ojos. Reconocer la vulnerabilidad del algodón mojado. Caminar y caer en la experiencia del suelo en la cara. Confundir mente y mariposa. Saber que ya no soy, que eres fuera, en otra piel.

Conversión en pomada y gota de agua.

A veces, entonces, por momentos, somos humanos.

-AGC-

 

El cerebro del escritor (3): «literatura y recuerdos»

Cuando el escritor escribe ficción recurre a menudo a sus propios recuerdos. Es interesante conocer algunos aspectos de la neurobiología de la memoria para imaginar qué lucecitas van discurriendo por unas y otras redes del cerebro del escritor.

Estructuras cerebrales que participan en diferentes tipos de memoria

cerebro y memoria final

Pero la memoria está en continuo proceso de cambio. Reconstruimos constantemente nuestros recuerdos y así evitamos quedarnos atrapados en una especie de universo atemporal.

Si en nuestra vida diaria todo cambia, vivimos en un fluir de circunstancias y experiencias que van construyendo lo que somos, ¿por qué el pasado debería de ser diferente? ¿Por qué aceptar que el pasado es estático? Probablemente huimos de todo aquello que es fijo e inmutable. No nos gusta. Necesitamos adornar y modificar nuestro entorno. El movimiento es la vida. Y esto sucede incluso con nuestras experiencias pasadas. Estamos paseando y de repente nos topamos con el escaparate de una chocolatería, lo cual nos lleva a la infancia y a la entrada de nuestra vieja escuela. Y de un modo automático, sin darnos cuenta, tomamos el escaparate y a los bombones como parte de lo que hemos decidido como nueva realidad para un recuerdo lejano. Para que no muera de irreal o inmóvil, para que no parezca mentira ni convirtamos nuestro pasado en una polvorienta colección de fósiles.

La lógica podría decirnos que el recuerdo consiste en evocar aquella experiencia que quedó almacenada en nuestro cerebro, y que extraemos abriendo pequeños cajones del gran armario de la memoria. No obstante, un estudio reciente (Bridge y colaboradores) explica que el proceso ocurre a la inversa:

El recuerdo se reconstruye según las emociones que surgen del presente. Rescatamos escenas del pasado y las mezclamos con las nuevas sensaciones y percepciones que vivimos en el “ahora”. De este modo las transformamos en algo del presente.

Al escribir un relato o una novela, utilizamos a menudo nuestros recuerdos, los cuales nos aportan ideas o un pequeño hilo de la historia que luego transformaremos. Según el estudio anteriormente mencionado, la consolidación de la memoria requiere de nuevas versiones aportadas por la huella del presente. En base a ello podríamos pensar que la música que escuchamos, el paisaje que se nos presenta a través de la ventana o el aroma del plato que se está cocinando mientras escribimos, son estímulos del presente que matizarían el recuerdo que se utiliza como recurso literario.

el escritor

¿Es posible entonces que el escritor reconstruya sus propios recuerdos en base a los estímulos de la ficción que escribe en el presente?

¿Son más ficticios los recuerdos de un escritor que los de cualquier otra persona que no acostumbre a escribir como rutina?

Estas son preguntas se me acaban de ocurrir, son cosecha propia y no tienen que ver con el estudio que menciono, pero me pareció interesante la reflexión.

Ramón y Cajal: sólida formación y mezcla de talentos

Lo que suele distinguir a los grandes es la mezcla de diferentes talentos y una fuerte vocación hacia crear y descubrir. Un afortunado equilibrio entre un intenso trabajo de introspección y la manera más eficaz de comunicarlo al exterior.

Santiago Ramon y Cajal

Santiago Ramón y Cajal es un ejemplo de formación integral y creatividad. Su máximo descubrimiento, merecedor del premio Nóbel de medicina en 1906, fue la aportación de la teoría neuronal, la cual introdujo por primera vez la idea de que existían células individuales en el cerebro (anteriormente predominaba la noción de que el tejido cerebral era una especia de magma o sopa compacta), y de que estas neuronas eran las unidades funcionales que mediante complejos procesos de comunicación, determinaban diferentes funciones del sistema nervioso, el pensamiento, la inteligencia, el movimiento.

neurona de Cajal

Neurona dibujada por Cajal

Cajal era además un apasionado dibujante, escritor de ficción y gran deportista. Frecuentaba diferentes tertulias de intelectuales, como la del Café del Prado, que era una tertulia de poetas a la que también solía asistir el cineasta Luís Buñuel. Allí entablaban conversaciones errabundas que mezclaban las últimas lecturas sobre literatura con los más recientes acontecimientos políticos y científicos.

Cajal decía que es bueno conocer el nombre y las propiedades de todas las flores, pero que es aún mejor crear una nueva flor. Él creó un increíble paisaje neuronal que reflejó en múltiples dibujos. Un bosque encantado que actualmente intentan descifrar miles de profesionales de la medicina y la neurociencia en el mundo.

Dibujos de Cajal

Diferentes dibujos del tejido nervioso elaborados por Cajal

A pesar de que Cajal reunía unas condiciones innatas excepcionales, y básicamente era una flor rara (considerando aquí lo raro como positivo, excepcional y brillante), una formación sólida basada en la mezcla de diferentes disciplinas, puede estimular y desarrollar el talento en todos nosotros.

arbol de CajalImagen de Google el 1 de mayo de 2012, aniversario del nacimiento de Cajal

Es triste ver qué poco se dejan ver estos rasgos en nuestros políticos o personas relevantes en diferentes ámbitos de la sociedad. Es más, ¡qué pobreza humana muestran muchos de ellos! Vivimos en un mundo al revés. A menudo personas de gran talento y capacidad permanecen en el terreno de lo invisible, anónimas y abandonadas en pequeños reductos o financiadas con becas pobrísimas. En fin, inadvertidos.

Para saber más sobre la figura de Ramón y Cajal, os recomiendo este bonito post de la doctora Maria José Mas Mas (http://neuropediatra.org/2013/05/01/ramon-y-cajal/) en su blog neuronas en crecimiento (http://neuropediatra.org/)

Haikus para la ciencia

Traducir en palabras cualquier concepto complejo suele ser un proceso difícil. En el caso de las ideas y contenidos científicos, expresarlos con precisión y de manera fluida, requiere práctica y necesita un conocimiento y trabajo en profundidad.

Una aproximación interesante en la comprensión y comunicación de conceptos científicos es la de combinar el pensamiento más lógico y analítico, con el puramente intuitivo y la imaginación. Asociar a lo más racional ideas que podríamos calificar de alocadas, aquello que se nos ocurre súbitamente sin saber muy bien por qué.

Both hemispheres

Esta “mezcla de saberes” se ha empezado a utilizar como método de aprendizaje de la neurociencia. Se estimula a los alumnos a que comuniquen de manera breve y precisa un concepto sobre una enfermedad o mecanismo neurobiológico a través de un haiku (Pollack and Korol).

 haikus

Los haikus son poemas de 17 sílabas que proceden de la literatura japonesa y reproducen una emoción que hemos sentido ante algo que hemos observado en la naturaleza. Los estudiosos del haiku lo definen como algo que nos espera y busca nuestro encuentro (http://blogs.periodistadigital.com/elalmadelhaiku.php). Elaborar haikus implica observar con especial sensibilidad los elementos sobre un tema, emoción o idea,  y entre ellos, seleccionar aquellos que han sido esenciales para nuestro asombro.

«Pasan las nubes

y el cielo queda limpio

de toda culpa»

Mario Benedetti

 Benedetti

Todo proceso de aprendizaje requiere deconstruir y reconstruir. La reconstrucción del mundo natural, transformar datos en teorías, puede hacerse de muchos modos y no solamente en forma de artículos científicos que siguen siempre una misma rutina, iguales términos y metodología.

Utilizar haikus estimula el pensamiento alternativo y el uso de un lenguaje más cercano a las emociones, lo cual aumenta la conexión entre áreas aparentemente alejadas.

«I know I must stop

Withdrawal holds me captive

My drug is my cure»

Ejemplo de haiku realizado por un alumno de neurociencias para explicar el modelo del refuerzo negativo en las adicciones (extraido de Pollack and Korol).

Nos han enseñado a separar y organizar el conocimiento en pequeñas cajitas pero no a conectarlas. No tenemos el hábito de conectar la ciencia y la literatura, la música y las matemáticas, el dibujo y la filosofía… Y en cambio parecería algo natural. Las herramientas para hacerlo residen en nosotros mismos.

Pobreza y cerebro infantil

La pobreza hiere y margina. Disminuye la esperanza de vida de manera notable incluso cuando sucede en países industrializados. En Barcelona, el promedio de vida de un habitante de Nou Barris es diez años inferior al de alguien que viva en Sarrià. Estos dos barrios están separados por pocos kilómetros de distancia física, en cambio existen diferencias importantes en el nivel socioeconómico de las familias que habitan uno y otro lugar.

La pobreza es aún más inhumana cuando afecta a la población infantil. En un país como los Estados Unidos hay 15 millones de niños pobres, lo que corresponde al 20% de la población infantil americana. En el resto de los países industrializados hay otros 15 millones en total con distribución que varía según la zona. Islandia posee un 4,5% de pobreza infantil mientras que Rumanía o España tienen cifras cercanas al 25%.

Estos datos son escalofriantes. No obstante parece que ya estemos acostumbrados o que no nos afecte demasiado puesto que todo sigue igual.

Igualmente escalofriante es un reciente estudio que muestra como los niños en situación de pobreza experimentan un menor desarrollo en el volumen de sustancia gris de sus cerebros. La sustancia gris corresponde al conjunto de cuerpos neuronales con sus dendritas, las cuales se utilizan como antenas comunicativas, transmisoras de comunicación y aprendizaje. La sustancia gris (o materia gris) es el sustrato del pensamiento y la conducta.

SG y SB

El estudio realizado por Hanson y colaboradores, selecciona niños del área metropolitana de Boston y Saint Louis, en los Estados Unidos. Entre ellos hay un grupo de niños pobres, otro grupo de niños cuyas familias tienen un estatus económico considerado como medio, y otro que pertenece a un estatus alto.

En estos tres grupos analizan cómo se produce el crecimiento de la sustancia gris y la sustancia blanca en los diferentes lóbulos cerebrales (frontal, parietal, temporal, occipital) desde los 5 meses a los 4 años de vida. Lo hacen mediante estudios seriados de pruebas de neuroimagen. Observan que los tres grupos tienen volúmenes semejantes de sustancia gris al inicio, con pocos meses, pero a medida que van creciendo los niños pobres experimentan un desarrollo sensiblemente inferior a los otros dos grupos. Estas diferencias se producen específicamente en el lóbulo frontal y parietal.

 SG parietal

SG frontal

Modificado de Hanson y col. High, Mid, Low SES hace referencia a los niveles socioeconómicos alto, medio y bajo respectivamente

Esta disminución de volumen no sólo implica menor número de neuronas y de conexiones entre ellas. La localización específica en el lóbulo frontal supone un gran riesgo de desarrollar trastornos de aprendizaje y problemas de conducta (hiperactividad, agresividad), que generalmente persisten durante la edad adulta.

El artículo me parece de gran relevancia científica y social, pero sobre todo me ha hecho sentir profundamente triste. ¿Podremos algún día superar estas tremendas desigualdades?