Mes: diciembre 2014

Vivir sin miedo

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Deseos de transformación hacia un mundo mejor, vivir sin miedo, tener el valor de expresar nuestras opiniones y actuar en consecuencia, reconducir las ansias de poder que oprimen a individuos y a grandes grupos, activar a los pasivos, educar en la igualdad, en el entusiasmo, en la compasión, en las emociones, en la creatividad y el verdadero desarrollo humano, luchar como si la transformación fuera posible.

¡Feliz año nuevo!

Música para vivir

music and the brain

Nos activamos por la música. Rampas y pequeñas descargas nerviosas. Una emoción intensa. Me reconozco en esas sensaciones. Los días en casa. Mi padre se aislaba en su sofá. Los cascos amoldados a las orejas, y cantaba, cantaba, la música te transporta, decía. Era inmensamente feliz. Éramos inmensamente felices. Cada viernes compraba un single en la tienda de discos. El último que estaba de moda. En mi cabeza fui haciendo una pequeña colección memorística de las cubiertas en blanco y negro o en colores mate. Conocía cantantes, conjuntos pop con pantalones de campana. Sentados en nuestra pequeña salita, la salita de un piso del suburbio barcelonés de apenas sesenta metros cuadrados, nos movíamos al ritmo de la música a la vez que sonreíamos y hacíamos un aperitivo de olivas y patatas chips, miraba a mi padre, con su mirada franca y esos ojazos de hombre bueno. Las canciones que más le gustaban las ponía una y otra vez. Como “The year of the cat” o “Eye in the sky”. A mí me gustaba volver a oírlas, anticipar los altos y bajos de la melodía, el piano, la guitarra, cerrar los ojos y soñar , saber que mi padre y toda la estampa de mi familia en nuestra pequeña casa estaría siempre conmigo. Inmutable a pesar del tiempo. Nuestra pequeña caverna llena de sentimientos como fuentes, sonidos preciosos para no perderme en esta inmensa montaña.

-AGC-

El cerebro del escritor (6): Kafka y las alucinaciones hipnagógicas

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El estilo y modo de escribir de los escritores tiene mucho que ver con el momento histórico en que se hallan y es así como se tiende a analizar la literatura. No obstante, la manera tan personal en que algunos escritores narran las historias puede reflejar ciertos mecanismos neurológicos a los que se les ha dado poca o nula importancia hasta ahora. A esto hace referencia el artículo de Aaron L Mishara: «Kafka, paranoia doubles and the brain…»

El artículo es largo, complejo, y no ofrece una fácil lectura. Me ha parecido interesante comentar alguna idea de las que expone, aunque he de admitir que el conjunto del texto de Mishara me ha resultado difícil de entender.

Kafka escribía normalmente de noche. En su Diario explica que el relato «La condena» lo escribió de un tirón entre las diez de la noche y las seis de la mañana. Pasaba las noches escribiendo sin parar e imaginaba el lugar ideal para escribir como “una vasta cueva con una lámpara”.  En una carta a su novia, Felice, le decía: «Lo que necesito para escribir es la reclusión. No como un ermitaño sino como un muerto. Escribir, en este sentido, es como un sueño mayor que la muerte, y como a un muerto no se le puede mover de su tumba, así yo no debo ni puedo moverme de mi escritorio por las noches. «

Al parecer, Kafka utilizaba deliberadamente la deprivación de sueño para escribir. Como él mismo explica en su Diario, escribir sin haber dormido lleva a pensamientos y asociaciones inusuales, que de otra manera hubieran sido inaccesibles. La falta prolongada de sueño puede hacer entrar en un estado «alucinatorio» a sujetos totalmente sanos. Es bien conocido que se producen cambios en neurotransmisores como la dopamina y el glutamato, los cuales actúan en estructuras cerebrales como el estriado (striatum en el dibujo) y el córtex prefrontal (prefrontal cortex). Esto produce un estado de hiperexcitabilidad y lo que se conoce como «alucinaciones hipnagógicas».

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Imagen extraída de: Arias-Carrión et al. International Archives of Medicine 2010 3:24
 

La palabra hipnagógica expresa una situación de tránsito entre la vigilia y el sueño. Las alucinaciones que se producen en esta etapa de transición pueden ser auditivas, visuales o táctiles. Es posible que Kafka, estando toda la noche en vela, tuviera momentos de claudicación y presentara estos fenómenos poco antes de caer rendido echando una cabezada. En ocasiones, las alucinaciones hipnagógicas producen representaciones visuales sumamente coloridas que pueden generar la sensación de una vivencia extrasensorial o paranormal, siendo en cambio éstas, un fenómeno totalmente fisiológico.

Kafka evitaba deliberadamente estímulos luminosos y sociales (ausencia de luz y contacto con otras personas durante la noche). Creaba tal vez una atmósfera propicia a la auto-inducción de estados hipnagógicos. El personaje de Gregor Samsa en «La metamorfosis», necesita separarse de su familia, sufre cambios irreversibles durante la noche que pudieran haber estado inspirados en este tipo de fenómenos.

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A pesar de lo interesante de esta observación es imposible demostrar que los elementos fantásticos de la literatura de Kafka se deben únicamente a estos estados de ensoñación y a su arraigada costumbre de escribir de noche. Kafka nos asoma a un mundo mucho más complejo y de gran riqueza intelectual y estética. Entre muchas otras aportaciones, introduce en la realidad cotidiana aquella distorsión que permite desvelar su propia y más profunda inconsistencia, la reducción al absurdo.

En todo caso, bienvenida sea la aproximación neurobiológica de la literatura, esa neurofusión que tanto me gusta.