neurociencia

El cerebro del escritor (8): Oliver Sacks

Unknown

Acabo de leer «En movimiento», la autobiografía de Oliver Sacks, escritor, neurólogo y ser humano excepcional. Y después de su lectura me he visto impulsada a escribir estas líneas con la inspiración de sus neurohistorias y del magnífico viaje que ilustra su propia vida en un ejercicio de la más auténtica honestidad. Profundo, conmovedor, real. Tanto  ante sí mismo como en la narración de la enfermedad en forma de múltiples novelas que van al corazón del individuo. El paciente no es una «n» más en una serie que se describe en los artículos científicos. Es el protagonista de la historia en mayúsculas, el elemento imprescindible para entender claves del funcionamiento cerebral y de su esencia como persona.

Leer sus relatos, como los casos de los individuos ciegos al color, o aquellos que sufren alucinaciones musicales, o la incapacidad de reconocer sentimientos, intenciones o empatizar con los demás, demuestra la importancia de estudiar con todo detalle cada «caso clínico» (a cada individuo). Las historias de Sacks muestran de un modo muy original que ningún pensamiento mecanístico (el cual aplicamos con frecuencia en la medicina actual), ni los resultados de exámenes realizados con técnicas sofisticadas, pueden sustituir o hacernos comprender la realidad de cada cual.

«A nivel neuronal, la individualidad está profundamente imbuida en nosotros desde el principio. Incluso a nivel motor, los investigadores han demostrado que un niño no sigue una pauta establecida para aprender a caminar o a la hora de coger algo. Cada bebé experimenta maneras distintas de coger un objeto, y en el curso de varios meses descubre o selecciona sus propias soluciones…»

«No hay reglas, no hay un camino, cada paciente tiene que describir sus propias soluciones a los retos que se le presentan…Estamos determinados a una vida de singularidad y autodesarrollo, a crear nuestros propios caminos individuales a través de la vida….»

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La voraz necesidad de escribir, combinar lo clásico y romántico, la ciencia y el relato, transforma la dirección de la vida de Sacks y lo convierte en el médico narrador.

«Tengo la impresión de ir descubriendo mis pensamientos mediante el acto de escribir, durante la escritura propiamente dicha…Para bien o para mal soy un narrador. Sospecho que esa afición a las historias, a la narrativa, es una inclinación humana universal, que tiene que ver con el hecho de poseer un lenguaje, una conciencia del yo y una memoria autobiográfica… El acto de escribir, cuando ocurre con fluidez, me proporciona un placer, una dicha incomparables. Me lleva a otro lugar….»

«En movimiento» explica la vida de un ser humano con una gran sensibilidad, capaz de percibir los detalles de infinidad de vivencias con todos sus matices y describirlos con enorme precisión e inteligencia. A lo largo del libro el lector se siente bañado en la propia emoción de Sacks por la práctica médica, por la escritura y la música, por las experiencias compartidas con tantas personas con las que tiene la suerte de coincidir: científicos, intelectuales, actores…

Narración absolutamente generosa e intensa. Imprescindible para médicos, neurólogos, neurocientíficos, escritores, y cualquier ser sensible.

Gracias, doctor Sacks.

El cerebro del escritor (7): Diferencias entre escritores noveles y expertos

La neurociencia se ha aliado con la escritura creativa y se dispone a desvelar los entresijos de nuestra mente curiosa, imaginativa, ávida de historias que inventar. Para ello el grupo de científicos liderado por Martin Lotze, de la Universidad de Greisfwald en Alemania, ha realizado pruebas de imagen funcional (fMRI) de los cerebros de escritores noveles y experimentados mientras escribían historias de ficción. Estos estudios permiten observar qué áreas y redes neuronales se activan mientras se realiza una tarea concreta. Tal y como explica en su artículo de la revista NeuroImage, los escritores noveles activaban las áreas visuales del cerebro (encuadradas en rojo en el dibujo), por contra, los expertos mostraban mayor actividad en las regiones relacionadas  con el lenguaje hablado (marcadas en azul). esc noveles y expertos Según explica el Dr Lotze, probablemente ambos grupos utilizan estrategias diferentes. Los escritores noveles están «viendo sus historias» como una película dentro de sus cabezas, mientras que los expertos están narrándolas con su propia voz.

Esto me ha hecho recordar a esos cursos de escritura creativa que hice hace años. Los profesores insistían en que lo más difícil era «encontrar tu propia voz». Una vez lo conseguías, todo andaba rodado. En el fondo sólo estaban diciendo: practica, practica, practica.

Por otra parte, en los escritores expertos también se activaba el núcleo caudado (la estructura de color púrpura en el dibujo), el cual permanecía «callado» en los noveles. Este núcleo juega un papel fundamental en el desarrollo de las habilidades que se consiguen con la práctica. Cuando empezamos a aprender cualquier actividad nueva (tocar un instrumento, jugar a fútbol) realizamos un gran esfuerzo consciente. Con la práctica, estas acciones son más automáticas: el núcleo caudado empieza a coordinarlas como un director de orquesta.

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A pesar del gran atractivo de estos estudios, falta mucho por conocer. ¿Corresponde este patrón de activación cerebral sólo a la escritura creativa o se podría encontrar también realizando otras tareas, como escribir un artículo sobre historia o matemáticas? La creatividad es un asunto difícil de desentrañar. El misterio continúa.

El cerebro del escritor (6): Kafka y las alucinaciones hipnagógicas

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El estilo y modo de escribir de los escritores tiene mucho que ver con el momento histórico en que se hallan y es así como se tiende a analizar la literatura. No obstante, la manera tan personal en que algunos escritores narran las historias puede reflejar ciertos mecanismos neurológicos a los que se les ha dado poca o nula importancia hasta ahora. A esto hace referencia el artículo de Aaron L Mishara: «Kafka, paranoia doubles and the brain…»

El artículo es largo, complejo, y no ofrece una fácil lectura. Me ha parecido interesante comentar alguna idea de las que expone, aunque he de admitir que el conjunto del texto de Mishara me ha resultado difícil de entender.

Kafka escribía normalmente de noche. En su Diario explica que el relato «La condena» lo escribió de un tirón entre las diez de la noche y las seis de la mañana. Pasaba las noches escribiendo sin parar e imaginaba el lugar ideal para escribir como “una vasta cueva con una lámpara”.  En una carta a su novia, Felice, le decía: «Lo que necesito para escribir es la reclusión. No como un ermitaño sino como un muerto. Escribir, en este sentido, es como un sueño mayor que la muerte, y como a un muerto no se le puede mover de su tumba, así yo no debo ni puedo moverme de mi escritorio por las noches. «

Al parecer, Kafka utilizaba deliberadamente la deprivación de sueño para escribir. Como él mismo explica en su Diario, escribir sin haber dormido lleva a pensamientos y asociaciones inusuales, que de otra manera hubieran sido inaccesibles. La falta prolongada de sueño puede hacer entrar en un estado «alucinatorio» a sujetos totalmente sanos. Es bien conocido que se producen cambios en neurotransmisores como la dopamina y el glutamato, los cuales actúan en estructuras cerebrales como el estriado (striatum en el dibujo) y el córtex prefrontal (prefrontal cortex). Esto produce un estado de hiperexcitabilidad y lo que se conoce como «alucinaciones hipnagógicas».

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Imagen extraída de: Arias-Carrión et al. International Archives of Medicine 2010 3:24
 

La palabra hipnagógica expresa una situación de tránsito entre la vigilia y el sueño. Las alucinaciones que se producen en esta etapa de transición pueden ser auditivas, visuales o táctiles. Es posible que Kafka, estando toda la noche en vela, tuviera momentos de claudicación y presentara estos fenómenos poco antes de caer rendido echando una cabezada. En ocasiones, las alucinaciones hipnagógicas producen representaciones visuales sumamente coloridas que pueden generar la sensación de una vivencia extrasensorial o paranormal, siendo en cambio éstas, un fenómeno totalmente fisiológico.

Kafka evitaba deliberadamente estímulos luminosos y sociales (ausencia de luz y contacto con otras personas durante la noche). Creaba tal vez una atmósfera propicia a la auto-inducción de estados hipnagógicos. El personaje de Gregor Samsa en «La metamorfosis», necesita separarse de su familia, sufre cambios irreversibles durante la noche que pudieran haber estado inspirados en este tipo de fenómenos.

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A pesar de lo interesante de esta observación es imposible demostrar que los elementos fantásticos de la literatura de Kafka se deben únicamente a estos estados de ensoñación y a su arraigada costumbre de escribir de noche. Kafka nos asoma a un mundo mucho más complejo y de gran riqueza intelectual y estética. Entre muchas otras aportaciones, introduce en la realidad cotidiana aquella distorsión que permite desvelar su propia y más profunda inconsistencia, la reducción al absurdo.

En todo caso, bienvenida sea la aproximación neurobiológica de la literatura, esa neurofusión que tanto me gusta.

Neuroarte

El Doctor Greg Dunn es un neurocientífico y pintor, que ha creado junto a su colaborador, Brian Edwards, una nueva técnica llamada «Microetchings».

Esta técnica se basa en la utilización de láminas de oro grabadas a escala microscópica con la finalidad de controlar con gran precisión cómo la superficie refleja la luz. El resultado es una obra de arte que toma forma a medida que la persona que la contempla se mueve alrededor de ésta. Según la perspectiva del observador o según como se mueve la fuente de luz, la imagen que refleja es totalmente diferente. No hay pues una imagen fija del grabado sino muchas según cómo se miren. El resultado es un paisaje cambiante de enorme belleza.

Un ejemplo muy ilustrativo es el que expone este vídeo. En él se muestra una animación de una estructura cerebral, el hipocampo, implicado en funciones como la memoria y el aprendizaje.

Podéis encontrar más información sobre este creador en su blog: «Exploring the fusion of art and science through designs in gold leaf» (explorando la fusión del arte y la ciencia a través del diseño en láminas de oro).

Ramón y Cajal: sólida formación y mezcla de talentos

Lo que suele distinguir a los grandes es la mezcla de diferentes talentos y una fuerte vocación hacia crear y descubrir. Un afortunado equilibrio entre un intenso trabajo de introspección y la manera más eficaz de comunicarlo al exterior.

Santiago Ramon y Cajal

Santiago Ramón y Cajal es un ejemplo de formación integral y creatividad. Su máximo descubrimiento, merecedor del premio Nóbel de medicina en 1906, fue la aportación de la teoría neuronal, la cual introdujo por primera vez la idea de que existían células individuales en el cerebro (anteriormente predominaba la noción de que el tejido cerebral era una especia de magma o sopa compacta), y de que estas neuronas eran las unidades funcionales que mediante complejos procesos de comunicación, determinaban diferentes funciones del sistema nervioso, el pensamiento, la inteligencia, el movimiento.

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Neurona dibujada por Cajal

Cajal era además un apasionado dibujante, escritor de ficción y gran deportista. Frecuentaba diferentes tertulias de intelectuales, como la del Café del Prado, que era una tertulia de poetas a la que también solía asistir el cineasta Luís Buñuel. Allí entablaban conversaciones errabundas que mezclaban las últimas lecturas sobre literatura con los más recientes acontecimientos políticos y científicos.

Cajal decía que es bueno conocer el nombre y las propiedades de todas las flores, pero que es aún mejor crear una nueva flor. Él creó un increíble paisaje neuronal que reflejó en múltiples dibujos. Un bosque encantado que actualmente intentan descifrar miles de profesionales de la medicina y la neurociencia en el mundo.

Dibujos de Cajal

Diferentes dibujos del tejido nervioso elaborados por Cajal

A pesar de que Cajal reunía unas condiciones innatas excepcionales, y básicamente era una flor rara (considerando aquí lo raro como positivo, excepcional y brillante), una formación sólida basada en la mezcla de diferentes disciplinas, puede estimular y desarrollar el talento en todos nosotros.

arbol de CajalImagen de Google el 1 de mayo de 2012, aniversario del nacimiento de Cajal

Es triste ver qué poco se dejan ver estos rasgos en nuestros políticos o personas relevantes en diferentes ámbitos de la sociedad. Es más, ¡qué pobreza humana muestran muchos de ellos! Vivimos en un mundo al revés. A menudo personas de gran talento y capacidad permanecen en el terreno de lo invisible, anónimas y abandonadas en pequeños reductos o financiadas con becas pobrísimas. En fin, inadvertidos.

Para saber más sobre la figura de Ramón y Cajal, os recomiendo este bonito post de la doctora Maria José Mas Mas (http://neuropediatra.org/2013/05/01/ramon-y-cajal/) en su blog neuronas en crecimiento (http://neuropediatra.org/)

Haikus para la ciencia

Traducir en palabras cualquier concepto complejo suele ser un proceso difícil. En el caso de las ideas y contenidos científicos, expresarlos con precisión y de manera fluida, requiere práctica y necesita un conocimiento y trabajo en profundidad.

Una aproximación interesante en la comprensión y comunicación de conceptos científicos es la de combinar el pensamiento más lógico y analítico, con el puramente intuitivo y la imaginación. Asociar a lo más racional ideas que podríamos calificar de alocadas, aquello que se nos ocurre súbitamente sin saber muy bien por qué.

Both hemispheres

Esta “mezcla de saberes” se ha empezado a utilizar como método de aprendizaje de la neurociencia. Se estimula a los alumnos a que comuniquen de manera breve y precisa un concepto sobre una enfermedad o mecanismo neurobiológico a través de un haiku (Pollack and Korol).

 haikus

Los haikus son poemas de 17 sílabas que proceden de la literatura japonesa y reproducen una emoción que hemos sentido ante algo que hemos observado en la naturaleza. Los estudiosos del haiku lo definen como algo que nos espera y busca nuestro encuentro (http://blogs.periodistadigital.com/elalmadelhaiku.php). Elaborar haikus implica observar con especial sensibilidad los elementos sobre un tema, emoción o idea,  y entre ellos, seleccionar aquellos que han sido esenciales para nuestro asombro.

«Pasan las nubes

y el cielo queda limpio

de toda culpa»

Mario Benedetti

 Benedetti

Todo proceso de aprendizaje requiere deconstruir y reconstruir. La reconstrucción del mundo natural, transformar datos en teorías, puede hacerse de muchos modos y no solamente en forma de artículos científicos que siguen siempre una misma rutina, iguales términos y metodología.

Utilizar haikus estimula el pensamiento alternativo y el uso de un lenguaje más cercano a las emociones, lo cual aumenta la conexión entre áreas aparentemente alejadas.

«I know I must stop

Withdrawal holds me captive

My drug is my cure»

Ejemplo de haiku realizado por un alumno de neurociencias para explicar el modelo del refuerzo negativo en las adicciones (extraido de Pollack and Korol).

Nos han enseñado a separar y organizar el conocimiento en pequeñas cajitas pero no a conectarlas. No tenemos el hábito de conectar la ciencia y la literatura, la música y las matemáticas, el dibujo y la filosofía… Y en cambio parecería algo natural. Las herramientas para hacerlo residen en nosotros mismos.

Pobreza y cerebro infantil

La pobreza hiere y margina. Disminuye la esperanza de vida de manera notable incluso cuando sucede en países industrializados. En Barcelona, el promedio de vida de un habitante de Nou Barris es diez años inferior al de alguien que viva en Sarrià. Estos dos barrios están separados por pocos kilómetros de distancia física, en cambio existen diferencias importantes en el nivel socioeconómico de las familias que habitan uno y otro lugar.

La pobreza es aún más inhumana cuando afecta a la población infantil. En un país como los Estados Unidos hay 15 millones de niños pobres, lo que corresponde al 20% de la población infantil americana. En el resto de los países industrializados hay otros 15 millones en total con distribución que varía según la zona. Islandia posee un 4,5% de pobreza infantil mientras que Rumanía o España tienen cifras cercanas al 25%.

Estos datos son escalofriantes. No obstante parece que ya estemos acostumbrados o que no nos afecte demasiado puesto que todo sigue igual.

Igualmente escalofriante es un reciente estudio que muestra como los niños en situación de pobreza experimentan un menor desarrollo en el volumen de sustancia gris de sus cerebros. La sustancia gris corresponde al conjunto de cuerpos neuronales con sus dendritas, las cuales se utilizan como antenas comunicativas, transmisoras de comunicación y aprendizaje. La sustancia gris (o materia gris) es el sustrato del pensamiento y la conducta.

SG y SB

El estudio realizado por Hanson y colaboradores, selecciona niños del área metropolitana de Boston y Saint Louis, en los Estados Unidos. Entre ellos hay un grupo de niños pobres, otro grupo de niños cuyas familias tienen un estatus económico considerado como medio, y otro que pertenece a un estatus alto.

En estos tres grupos analizan cómo se produce el crecimiento de la sustancia gris y la sustancia blanca en los diferentes lóbulos cerebrales (frontal, parietal, temporal, occipital) desde los 5 meses a los 4 años de vida. Lo hacen mediante estudios seriados de pruebas de neuroimagen. Observan que los tres grupos tienen volúmenes semejantes de sustancia gris al inicio, con pocos meses, pero a medida que van creciendo los niños pobres experimentan un desarrollo sensiblemente inferior a los otros dos grupos. Estas diferencias se producen específicamente en el lóbulo frontal y parietal.

 SG parietal

SG frontal

Modificado de Hanson y col. High, Mid, Low SES hace referencia a los niveles socioeconómicos alto, medio y bajo respectivamente

Esta disminución de volumen no sólo implica menor número de neuronas y de conexiones entre ellas. La localización específica en el lóbulo frontal supone un gran riesgo de desarrollar trastornos de aprendizaje y problemas de conducta (hiperactividad, agresividad), que generalmente persisten durante la edad adulta.

El artículo me parece de gran relevancia científica y social, pero sobre todo me ha hecho sentir profundamente triste. ¿Podremos algún día superar estas tremendas desigualdades?

Existencialismo y cerebro

Vivimos hoy una época fascinante de explosión en el conocimiento del cerebro humano. Expresiones como el arte, el pensamiento científico y filosófico, la ética y el comportamiento social, tienen su base en funciones biológicas cerebrales en respuesta a determinados estímulos ambientales y a características del entorno. Todo lo que un ser humano crea se genera en el cerebro.

La neurociencia permite enlazar la humanística con disciplinas científicas y crear nuevas áreas de estudio. Una nueva cultura y una nueva manera de entender nuestro comportamiento individual y social.

existencialismo y cerebro

En este sentido, un artículo reciente publicado por Julia Freund y colaboradores en la revista Science, podría acercar un movimiento filosófico, el existencialismo, a sus bases neurobiológicas. 

Uno de los postulados fundamentales del existencialismo es que en el ser humano «la existencia precede a la esencia», es decir, que no hay una naturaleza humana que determine a los individuos, sino que son sus actos los que determinan quiénes son, así como el significado de sus vidas. El existencialismo defiende que el individuo es libre y totalmente responsable de sus actos. 

Sartre

Sartre, uno de los máximos exponentes de este movimiento sostenía que el ser humano está en un proceso continuo de construcción, vamos creándonos y remodelándonos a nosotros mismos según nuestra actitud y nuestras vivencias.

El artículo de Julia Freund, aunque realizado en ratones, explica cómo animales gemelos, genéticamente idénticos, presentan variaciones sutiles en su conducta. Unos tienden a ser más exploradores que otros, se arriesgan más ante los mismos estímulos del entorno o presentan una mayor necesidad de descubrir y aprender. En aquellos que exploran más, su cerebro es capaz de fabricar mayor cantidad de neuronas (aún siendo ratones adultos), se activa lo que se denomina la neurogénesis, la cual tiene lugar en el hipocampo. Las neuronas recién generadas tienen a su vez una mayor capacidad plástica, es decir de aprendizaje.

hipocampo

Esto supone un vínculo entre la conducta exploratoria y la neurogénesis del cerebro adulto, lo cual explica que la plasticidad neuronal, nuestra capacidad de aprendizaje y ese proceso de continua construcción que postulaba Sartre, está mediado por nuestra actitud en la vida. Las diferencias individuales en la conducta reflejan diferencias en la plasticidad neuronal, aún en individuos genéticamente idénticos. Esto ya lo había sugerido el gran Ramón y Cajal con su conocida frase, “el hombre es el escultor de su propio cerebro”.

Ramon y Cajal escultor cerebro

Por otra parte, la “curiosidad insaciable” también tendría en base a esto su explicación científica: el ser curiosos estimula la formación de nuevas neuronas en el cerebro, las cuales a su vez son neuronas jóvenes, inquietas y doblemente curiosas, que aumentan y perpetúan la necesidad de explorar y descubrir.

El cerebro del escritor (2): creatividad verbal

“Toda la noche espero que mi lenguaje logre configurarme”. Alejandra Pizarnik

“Respiro la niebla de deshojar fantasmas”. José Lezama Lima

“y el sol dentro de la tarde como el hueso en una fruta”.  Federico García Lorca

Dar nueva vida a las cosas. Jugar con las palabras y  que éstas nos asombren reutilizadas, puestas de otra manera. Pudiera ser lo mismo pero es diferente porque la combinación de sonidos y las ideas o emociones que evocan aparecen como una nueva solución a un problema complejo. De dónde procede la creatividad verbal. Por qué algunas personas son más hábiles con el lenguaje, incluso verdaderos malabaristas de la estética y la representación semántica.

Cortex prefrontal

Desde  el punto de vista de la neurociencia, los estudios realizados hasta ahora localizan la creatividad en la corteza prefrontal (zona coloreada del dibujo).

Un trabajo muy reciente (Zhu et al) muestra que las personas con mayor creatividad verbal tienen un mayor volumen de una zona particular del área frontal del cerebro: el denominado giro frontal inferior (el cual está localizado en rojo en el dibujo).

verbal creativitySería interesante saber cómo este lugar del cerebro se conecta con sus zonas vecinas y lejanas, con los sentidos y las emociones, con una cierta personalidad y esa extraña necesidad de escribir y jugar con el lenguaje.

El cerebro del escritor (1): «dreamstorming»

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Lo mejor de escribir es esa sensación de dejarte llevar. Entrar en una órbita de  “free-floating”. Es una percepción muy parecida a la de correr sin esfuerzo. Cuando estás entrenado, los músculos y con ellos el resto de tu cuerpo, avanzan solos, como impulsados por un motor automático. Sólo tienes que abandonarte a ese ritmo y notar la respiración, observar a tu alrededor o sumergirte en tus pensamientos. Este conjunto de emociones aparecen de modo similar cuando la escritura fluye. Son los dedos, animalillos salvajes, los que avanzan a su entender. El resto del cuerpo se convierte en un fiel seguidor de las falanges.

Existe una técnica descrita por Robert Olen Baten : “dreamstorming” (que no “brainstorming”). En ella se invita al que escribe a entregarse a este estado de flotación, de asociar libremente palabras e ideas y dejar que la historia te tome de la mano y te guíe a su voluntad.

Desde el punto de vista de la neurociencia, el alma de esos dedos en danza es un cerebro liberado de las ataduras de nuestro viejo sistema límbico. Si el sistema límbico está activado porque estamos estresados, sentimos cansancio o somos muy autocríticos y nos castigamos pensando que todo está mal, no liberamos nuestro córtex. La creatividad se deja de lado y priorizamos el estar a salvo y seguros, que es la función principal de nuestro cerebro instintivo, un cerebro más antiguo evolutivamente. El córtex, nuestro cerebro moderno, busca novedad, necesita ser creativo.

Dejar volar nuestro cerebro más moderno (y probablemente conectarlo así de algún modo con el más antiguo), debería de ser un ejercicio de práctica diaria. Del mismo modo que necesitamos comer o dormir para vivir, practicar la creatividad tendría que ser una actividad habitual en nuestro proceso de “sobrevivencia” . Lo cual también es una forma de evolución.

La música resulta una aliada fantástica de la escritura y ayuda a esa sensación de libertad. “Last Leaves of Autumn”, de Beth Orton, es una bonita pieza para ejercitar nuestro necesario dreamstorming.